PADRES QUE QUIEREN A SUS HIJOS
Es frecuente que aquello que a un padre le falta de su pareja, o de
sus propios padres, o aquello que le faltó en su familia de origen, o aquel
sueño que no pudo cumplir, lo lleve a su hijo. Y que éste, por amor, acepte el
reto. Al precio, claro está, de su libertad y de la plena fuerza para seguir su
propio camino a su propia manera. Los hijos necesitan sentirse libres para
cumplir su cometido en la vida. Y les va mejor cuando tienen el apoyo de sus
padres y sus anteriores, y cuando se encuentran en orden con ellos. En cambio,
sufren cuando uno de los padres desprecia al otro o ambos se desprecian
mutuamente. Si los padres se desprecian, el hijo encuentra dificultades para no
despreciarse a sí mismo y no parecerse a la peor versión diseñada por el padre
o la madre sobre el otro progenitor.
Pensemos en hijos que casi tuvieron la función de pareja invisible de uno
de los padres, o que significaron el todo para la madre o el padre, o que
sintieron la prohibición de amar a un padre que cometió algún tipo de violencia
o traición con la madre o viceversa… Tristemente, en constelaciones familiares
es habitual identificar dinámicas y resultados fatales como enfermedades, delincuencia,
violencia, pasotismo, dificultades en la pareja y mucho sufrimiento emocional.
Pues, en lo profundo, un hijo no puede prescindir de amar a ambos padres y no
deja de hacer acrobacias emocionales para ser leal a ambos, incluso imitando su
mal comportamiento, o su alcoholismo, o sus fracasos y desatinos, etc.
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