Autor: José Manuel Aguilar Cuenca.
Psicólogo
Edita: Oficina del Defensor del Menor en La Comunidad de Madrid
Diseño e ilustración: Francisco Miguel Lara
Depósito Legal: M-15390-2006
Edita: Oficina del Defensor del Menor en La Comunidad de Madrid
Diseño e ilustración: Francisco Miguel Lara
Depósito Legal: M-15390-2006
Presentación
La
Institución del Defensor del Menor tiene entre sus fines y responsabilidades
esenciales la divulgación de temas y contenidos de especial relevancia y
significación en la vida de nuestros menores. El contenido que se desarrolla en
el presente texto pretende introducir al lector adulto en el complejo mundo de
relaciones y conflictos que suelen derivarse de las separaciones y divorcios de
las parejas y, de modo singular, de los efectos y consecuencias que estos
procesos tienen en los menores de edad, en los hijos e hijas de esas parejas
que, de diferentes maneras, deciden poner fin a su vida en común. El creciente
número de separaciones y divorcios que vienen produciéndose en la sociedad
actual supone una circunstancia a tener en cuenta por todos, pero especialmente
por quienes buscan otras alternativas a su vida personal como adultos, legítima
sin duda, pero necesitadas siempre de la necesaria e imprescindible reflexión
sobre las necesidades de los seres más vulnerables en este tipo de rupturas,
los niños y adolescentes implicados.
Parece
evidente y suficientemente contrastado que las situaciones de conflicto que se
derivan de determinados casos de separación o divorcio vienen a suponer un
especial lastre para el adecuado desarrollo de niños, niñas y adolescentes que,
de modo general, asisten sin demasiada capacidad de respuesta a las
dificultades ordinarias y, en ocasiones, especialmente dolorosas de la decisión
de sus padres. Y resulta innegable la responsabilidad de todos para prevenir
las referidas situaciones y, en su caso, intervenir de forma adecuada y
sensible en la resolución estable y constructiva de las mismas.
El
profesional que ha sido encargado de la elaboración del texto, José Manuel
Aguilar, contribuye con sus reflexiones, argumentos, experiencia y propuestas a
descifrar el complejo código de ideas y comportamientos contenidos en este tipo
de situaciones, presentes sin duda en muchos domicilios y en el día a día que
se vive de manera cotidiana y ordinaria en las relaciones entre ex cónyuges y
entre adultos y niños.
Con
el material propuesto, la Institución del Defensor del Menor pretende
contribuir a la divulgación de aspectos de naturaleza teórica y práctica en
torno al convivir diario en este tipo de situaciones, señalando la relevancia
de que padres y madres perciban de manera significativa y sensible la importancia
de prestar atención a las relaciones afectivas, emocionales y de trato
cotidiano con sus hijos destacando el interés superior de las necesidades de
éstos en cualquier contexto o circunstancia en que puedan verse implicados.
Deseamos
que las ideas, reflexiones y vivencias que a continuación se citan sirvan y
contribuyan a desarrollar de manera eficaz la convivencia pacífica, respetuosa
y constructiva entre las personas, valorando las incuestionables ventajas que
esta óptica conlleva siempre para los menores de edad, siempre más vulnerables.
Pedro Núñez Morgades.
DEFENSOR DEL MENOR
PADRES
E HIJOS UNA FAMILIA. Guía para Padres
La
familia es el entorno en donde los hijos se desarrollan. En él reciben
protección, cuidados, afecto y educación, aportando un lugar seguro y estable
para su desarrollo. Tan importante como esto es el hecho de que también es el
marco donde los hijos establecen los primeros vínculos. Primero, con sus padres
y hermanos; luego, con sus abuelos, tíos y primos.
Estas
relaciones aportan afecto y permiten al niño desarrollarse como ser social,
integrado en un grupo con el que se identifica y se siente seguro, cubriéndole
otras necesidades y conocimientos tan importantes para su desarrollo futuro
como será la educación que reciba o el cuidado del que disfrute.
En
ocasiones, este entorno se rompe. Los padres, responsables del proyecto que una
vez decidieron juntos, tienen dificultades para seguir adelante en su vida en
común. Es entonces cuando llega el divorcio.
El
divorcio es la ruptura del vínculo entre los progenitores y, por tanto, es un
problema entre dos adultos. El divorcio es un problema de pareja, no un
problema de los hijos.
LA
PAREJA SE ROMPE
Una
vez que la pareja decide romper su vida en común debe entender que las
relaciones que los hijos han establecido con ambos progenitores, así como con
el resto de su familia, no deben verse afectadas.
Las
relaciones de los hijos con sus padres son un derecho del menor y una necesidad
para su correcto desarrollo.
Si
vamos a divorciarnos dividiremos el hogar, los bienes materiales, pero los
hijos no entran en el reparto. Aunque uno de los progenitores se haga cargo de
la custodia, las responsabilidades y cuidado de los hijos seguirán siendo un
compromiso común. En ocasiones, el progenitor al que el juez ha otorgado la
custodia considera que es mejor padre o madre, que tiene más derechos y, poco a
poco, va entorpeciendo la relación del otro progenitor con sus hijos,
interfiriendo en el deseo natural de éstos de mantener el vínculo afectivo que
tanto necesitan para desarrollarse correctamente.
De este modo,
decide sobre los temas académicos, de salud, familiares o religiosos, sin
consultar con el otro progenitor, convirtiéndose en un vigilante con autoridad
para tomar decisiones sobre lo que es bueno y lo que no para los hijos comunes,
olvidándose de que sigue educándoles y está afectando a su correcto desarrollo.
NOS
DIVORCIAMOS ¿QUÉ HACER?
Si tenéis
problemas en vuestra convivencia en común debéis apartar a los hijos de las
discusiones. Los niños se ven muy afectados cuando contemplan un conflicto
entre sus padres, sufren y se angustian. Muchos no tienen recursos para saber
qué está ocurriendo realmente y llegan a creer que tienen la culpa de vuestras
diferencias.
Si tenéis que
hablar y creéis que puede haber tensión en la conversación, hacedlo cuando
ellos estén durmiendo, o buscad un lugar fuera de casa, cuando los niños estén
ocupados en sus actividades o jugando con sus amigos.
Si habéis
tomado la decisión firme de divorciaros, comunicádsela juntos. Sentaos con
vuestros hijos y hablad con tranquilidad para despejar sus dudas. Manteneos
serenos y controlad vuestras propias emociones. Debéis hacerles ver que ellos
seguirán teniendo todo vuestro amor.
Si os
preguntan, respondedles a todas las dudas, con un lenguaje adecuado a su edad.
Si no os
consideráis preparados, pedid ayuda a un profesional y consultad libros sobre
el tema. Cuando os encontréis fuertes encarad la tarea.
Si no os
preguntan, no les forcéis. Seguramente irán surgiendo dudas y tendréis que ir
afrontándolas según el ritmo que ellos os marquen. Observad sus reacciones en
los días siguientes e informad a sus tutores para que también estén alerta.
Si uno de
vosotros deja el hogar, debe aprender a relacionarse con sus hijos del mismo modo
que lo hacía antes, pero en unas condiciones distintas. Debéis aprender a
jugar, compartir, educar y, si es necesario, poner límites a vuestros hijos
aunque ahora no viváis todo el tiempo juntos.
Si uno de
vosotros se queda con la custodia de los hijos debéis pensar siempre que la
responsabilidad sigue siendo compartida con la antigua pareja. Ésta ya no te
acompañará en tu vida, pero nunca dejará de acompañar a vuestros hijos.
Debéis apartar
a los niños de las discusiones.
Los niños se
ven muy afectados cuando contemplan un conflicto entre sus padres, sufren y se
angustian.
Si antes fue
buen padre ahora no tiene porqué haber cambiado. Sea quien sea el que queda a
cargo de su custodia debe entender que su obligación es facilitar la relación
de los hijos comunes con el otro progenitor, favoreciendo la comunicación. Los
niños necesitan saber que ambos progenitores les siguen queriendo.
No involucréis
a los hijos en vuestros problemas de adultos. Si lo hacéis, podéis estar
empujándoles a tomar partido por uno de vosotros. Recordad que, para ellos,
ambos sois lo más importante del mundo y a ambos os necesitan.
Debéis vencer
la tentación de hacer comentarios negativos del otro progenitor delante de
ellos. No relatéis los acontecimientos judiciales o vuestras diferencias. Ellos
no tienen la culpa de tener dos padres incapaces de entenderse.
Recordad a
vuestra familia que también evite este comportamiento. Si ocupáis vuestro
tiempo en común en denigrar al otro, estáis perdiendo un tiempo juntos que
nunca recuperaréis.
Vuestros hijos
no son vuestros terapeutas, vuestros amigos o consejeros. Si necesitáis ayuda,
buscad un profesional que os asesore en los momentos difíciles o un amigo que
os escuche.
Cuidad vuestro
lenguaje. Ellos pueden malinterpretarlo, considerar que estáis intentando
agredir al otro o sentir vuestro dolor sin poder hacer nada. Ellos no
interpretan las palabras y gestos de los adultos del mismo modo que vosotros.
No involucréis
a vuestros hijos en vuestros problemas de adultos. Si lo hacéis podéis estar
empujndoles a tomar partido por uno de vosotros.
CUANDO UN
PROGENITOR USA A SUS HIJOS PARA HACER DAÑO AL OTRO
En ocasiones,
los padres que se divorcian realizan comentarios denigrantes y negativos sobre
el otro progenitor. Es habitual que esto ocurra alguna vez en todo divorcio,
cuando el dolor y la frustración empujan más que la razón. Pero si sucede de
modo continuo, nos encontramos con un intento de educar al hijo en el odio
hacia el otro progenitor. A esto lo llamamos Síndrome de Alienación Parental.
El Síndrome de
Alienación Parental (SAP) es un trastorno caracterizado por un conjunto de
síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor transforma la
conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir,
obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla
contradictoria con lo que debería esperarse de su condición.
En un
principio, el padre que lleva a cabo la educación en el odio realiza
comentarios malintencionados sobre el otro, denigrándole e injuriándole, hasta
que el menor los interioriza y expresa, por sí sólo, su rechazo a tener
contacto con él. A este padre o madre le llamaremos el progenitor alienador.
Junto a los
comentarios, el progenitor alienador comienza a interferir en los contactos del
hijo con el otro progenitor, no haciéndole llegar los regalos que le manda,
interfiriendo en las llamadas telefónicas, entorpeciendo el tiempo de
convivencia de ambos o alentando a que sea desobediente, desautorizándole en
decisiones importantes en la vida del hijo.
Habitualmente
suelen usar a los profesionales, docentes y sanitarios, para avalar sus
interferencias, así como implican a la familia extensa (abuelos, tíos, primos,
etc...) para que se sumen a la campaña de desprestigio del padre o madre
ausente delante del niño.
En ocasiones
los padres que se divorcian llevan a cabo comentarios denigrantes y negativos
sobre el otro progenitor.
¿QUÉ OCURRE
EN EL HIJO?
Cuando esto
ocurre, el niño se ve forzado a tomar partido. Unos niños suelen hacer dos
mundos separados, no comentando nada de lo que ocurre en casa de uno de sus
padres en la casa del otro. De este modo dice a cada uno lo que quiere oír.
Otros niños aprovechan temporalmente la falta de comunicación para sacar
partido de la situación; pero, tanto unos como otros, tarde o temprano se ven
forzados a tomar partido por el bando más agresivo.
Al principio
suelen reproducir los reproches que el padre alienador ha realizado. De este
modo, el progenitor rechazado contempla perplejo cómo su hijo hace comentarios
que ya ha escuchado en boca de su ex pareja.
Después, el
niño comienza a sentirse incómodo cuando tiene que ir a casa del padre
rechazado, pone cualquier excusa, disminuye la comunicación y, cuando éste le
pregunta responde de modo agresivo al considerar que se está entrometiendo en
su vida. Finalmente, el menor es el que lleva a cabo la campaña de rechazo e
injurias, afirmando que es él el que, de modo autónomo, ha llegado a esa
postura. Mientras, el progenitor alienador, que inició la educación en el odio
hacia el otro, afirma que él no puede hacer nada para convencer a su hijo, y
que es éste el que ha decidido, por sí mismo, no tener contacto con el otro
padre. A eso lo llamamos un falso conciliador.
Es entonces
cuando el niño deja de ser arma arrojadiza y se convierte en infantería,
rechazando tanto al progenitor, como a sus abuelos, tíos, primos o cualquier
persona relacionada con esa rama familiar.
¿QUÉ HACER
CUANDO SE PRESENTA LA ALIENACIÓN PARENTAL?
La
recomendación fundamental para el progenitor rechazado es evitar que se rompa
el vínculo. Por breve que sea el tiempo que pasa con su hijo siempre es mejor
que no compartir nada. Mientras mantenga el vínculo hay una puerta abierta al
diálogo.
Busque ayuda
profesional que le asesore en el abordaje de su problema. De mantenerse las
dificultades tendrá que denunciar la presencia de aquellas conductas y
estrategias que intenten interferir en la relación con sus hijos.
Recuerde que el
vínculo que el menor establece con el progenitor alienador se basa en el miedo
y en la asunción de unas creencias que no le son propias. Si su hijo le
recrimina cosas injustas o incluso falsas, si le insulta o rechaza, recuerde
que no es libre en sus decisiones. Aquel que ha manipulado sus deseos y
acciones está hablando por su boca.
CONCLUSIONES
Los hijos
consideran el divorcio como una pérdida si pierden los vínculos afectivos con
sus padres.
La visión del
conflicto en sus progenitores es un elemento que traerá las consecuencias más
negativas para su desarrollo futuro.
El menor debe
ser libre para relacionarse con sus padres, sin tener que estar obligado a
elegir, pues a ambos quiere y necesita.
Y debe tener
permiso psicológico para comunicarse con sus progenitores, sin que en ningún
momento se vea limitado o sancionado por nadie.
La calidad de
la relación con su hijo es más importante que la cantidad. El tiempo con su
hijo es para compartir la vida juntos, haciendo actividades en común,
interesándose por sus inquietudes, ayudándole en su desarrollo. A un hijo no se
le visita; con un hijo se comparten tiempo y experiencias.
El menor debe
ser libre para relacionarse con sus padres, sin tener que estar obligado a
elegir, pues a ambos quiere y necesita.
BIBLIOGRAFÍA
Aguilar,
J. M. (2006) Con
mamá y con papá. Ed. Almuzara. Córdoba.
Aguilar, J. M. (2004) S.A.P., Síndrome de Alienación Parental. Ed. Almuzara. Córdoba.
Blush , G.J. & Ross, K.L. (1986) Sexual allegations in divorce: the SAID syndrome. Conciliation Courts Review 1987; 25:1:1-11.
Cartwright , G.F. (1993). Expanding the parameters of Parental Alienation Syndrome, American Journal of Family Therapy, 21 (3), 205-215.
Clawar , S.S. & Rivlin, B.V. (1991) Children Held Hostage: Dealing with Programmed and Brainwashed Children. Chicago, Illinois, American Bar Association.
Dunne , J. & Hedrick, M. (1994). The parental alienation syndrome: an analysis of sixteen selected cases. Journal of Divorce and Remarriage, 21(3/4):21-38.
Gardner , R. (1985) Recent trends in divorce and custody litigation. Academy Forum, 29:2:3-7.
Jacobs , J.W. (1988) Euripides’ Medea: a psychodynamic model of severe divorce pathology. American Journal of sychotherapy; XLII :2:308-319
Thoennes , N. & Tjaden, P.G. (1990). The extent, nature, and validity of sexual abuse allegations in custody visitation disputes. Child Abuse & Neglect; 12:151-63.
Turkat (1994) Child visitation interference in divorce. Clinical Psychology Review, 14:8:737-742.
Wallerstein , J.S. & Kelly, J.B. (1980) Surviving the breakup: how children and parents cope with divorce. New York, Basic Books. ruptura de pareja e hijos EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL 14
Aguilar, J. M. (2004) S.A.P., Síndrome de Alienación Parental. Ed. Almuzara. Córdoba.
Blush , G.J. & Ross, K.L. (1986) Sexual allegations in divorce: the SAID syndrome. Conciliation Courts Review 1987; 25:1:1-11.
Cartwright , G.F. (1993). Expanding the parameters of Parental Alienation Syndrome, American Journal of Family Therapy, 21 (3), 205-215.
Clawar , S.S. & Rivlin, B.V. (1991) Children Held Hostage: Dealing with Programmed and Brainwashed Children. Chicago, Illinois, American Bar Association.
Dunne , J. & Hedrick, M. (1994). The parental alienation syndrome: an analysis of sixteen selected cases. Journal of Divorce and Remarriage, 21(3/4):21-38.
Gardner , R. (1985) Recent trends in divorce and custody litigation. Academy Forum, 29:2:3-7.
Jacobs , J.W. (1988) Euripides’ Medea: a psychodynamic model of severe divorce pathology. American Journal of sychotherapy; XLII :2:308-319
Thoennes , N. & Tjaden, P.G. (1990). The extent, nature, and validity of sexual abuse allegations in custody visitation disputes. Child Abuse & Neglect; 12:151-63.
Turkat (1994) Child visitation interference in divorce. Clinical Psychology Review, 14:8:737-742.
Wallerstein , J.S. & Kelly, J.B. (1980) Surviving the breakup: how children and parents cope with divorce. New York, Basic Books. ruptura de pareja e hijos EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL 14
No hay comentarios:
Publicar un comentario